sábado, 23 de febrero de 2013

La magnitud ambiental del parque Los Nevados sigue sobreviviendo

ORIGINAL: ElTiempo
22 de Febrero del 2013

Los cojines de los pantanos del Quindío son de los escenarios más impactantes del parque.Foto: ARCHIVO PARTICULAR

Primer libro de gran formato sobre parque Los Nevados realza maravillas ecológicas de este lugar.

La predicción es lúgubre. Según mediciones de científicos colombianos asociados a la Organización de Naciones Unidas (ONU) y las realizadas por los meteorólogos menos pesimistas del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), las nieves perpetuas del Ruiz, Santa Isabel y Tolima, los anfitriones del parque nacional natural Los Nevados, podrían derretirse del todo antes del 2040.

El cambio climático, que ha logrado que las temperaturas sean cada vez más altas, llevará a estos gigantes a convertirse en montañas de roca. Y sin hielo y con mucha menos agua disponible, será cada vez más alto el riesgo que amenaza la supervivencia de los pára mos que rodean a estas cumbres, que se encargan de regular el caudal de los ríos de la región.

A pesar de estos vaticinios, aún es posible ver el vaso medio lleno. Al fin y al cabo, faltan más de tres décadas para que la calamidad se instale allí definitivamente.

"El parque sigue imprimiendo su aroma, sus amaneceres, y quienes vivimos en sus faldas vamos a estar siempre marcados por su huella." Ricardo Gómez Giraldo, rector de la Universidad de Caldas, describe así las 58.300 hectáreas de este territorio único y dedicado a la conservación, que se extiende a lo largo de ese departamento y que también toca terrenos de Risaralda, Quindío y Tolima.

La frase es una de las primeras líneas de una especie de bitácora en la que se ha convertido 'La ruta del cóndor', el primer libro de gran formato que se hace en Colombia sobre esta área de reserva incrustada en plena región Andina, y que esa institución editó (con textos en español e inglés) en equipo con la Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Cuatro fotógrafos, un agrónomo, una productora y los escritores Carlos Augusto Jaramillo Parra y Gonzalo Fajardo realizaron siete viajes, uno de ellos extendido por 13 días, para mostrar pesadumbres y bondades de una de las maravillas paisajísticas y ecológicas del país.

Hogar de mariposas pardas, avispas, cucarrones y otras especies sin huesos que están por estudiar y por eso todavía no tienen nombre. Y de mirlas negras, ranas, salamandras, venados, pumas, dantas, colibríes y el cóndor, el ave voladora más grande del mundo, en crítico estado y del que, según la investigación, solo quedan 14 ejemplares dentro del parque nacional -de los 250 que aproximadamente hay en todo el país-. Algunos de ellos fueron liberados en 1997, pero, para verlos en pleno vuelo, con sus tres metros de alas estiradas, es necesario subir a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar. Muchos han muerto por la destrucción de su hábitat, uno de los graves problemas de Los Nevados.

Así lo reconoce Wálter Machete, uno de los personajes de esta historia y habitante de la vereda El Bosque, situada en el área de Los Nevados, y quien, al lado de su familia, vive del turismo, los cultivos de pancoger y la ganadería. Machete -dice el texto- condena de alguna forma, por ejemplo, los sembrados de papa y otros avances agrícolas que están afectando la zona de reserva, pero es igualmente franco al decir que esas actividades son la única opción de los pobladores para conseguir el sustento. Aquí la consigna es vivir al pie de la nieve o morir lejos de ella. Las montañas son su casa, los cobija la neblina y los arrulla el viento. Los niños montan a caballo desde los 4 años y caminan sin agitarse grandes distancias para ir a la escuela.

Y aunque no es razonable que un ecosistema tan sensible pueda mantenerse intacto frente a la influencia humana, "sin políticas que promuevan incentivos para cambiar cultivos por especies nativas, que se unan a alternativas de ingresos que puedan beneficiar a la comunidad, será muy difícil ver cambios benéficos para el entorno natural a mediano plazo", concluye la investigación.

A pesar de todo, la magnitud ambiental del parque Los Nevados sigue sobreviviendo. Aún hay tiempo para recorrerlo. Porque, como dice Cecilia María Vélez, rectora de la Tadeo Lozano, "allí todavía podemos extasiarnos y comprobar la magnificencia del país, pero desde más allá de los 5.000 metros".

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